jueves, 30 de agosto de 2012

30/08/12


Algunos fragmentos del libro de Peter Furst, Alucinógenos y Cultura:

"El tabaco también entra en una contienda entre los Jóvenes Señores o Héroes Gemelos en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas-quichés de la Alta Guatemala, y los gobernantes del Submundo. Estos últimos retan a sus visitantes del Mundo Superior a que conserven encenidos dos puros durante la noche. Los Héroes Gemelos pasan la prueba colocando luciérnagas en las puntas de sus puros apagados, fingiendo que los fuman sin cesar, y volviendo a encender después, en la mañana, sus puros aún frescos, hazaña que intriga a los gobernantes de los muertos. En realidad, los maya-tzotziles de Chiapas, México, aún creen que el tabaco lo protege a uno de los seres maléficos del Submundo y de la muerte, y los maya-lacandones de la región del Usumacinta aún ofrecen el primer tabaco cosechado a sus dioses en forma de puros (Thompson, 1970). Prácticas y tradiciones similares abundan en toda América."

"En primer lugar, los tukanos dicen que quien ha tenido la experiencia del yajé despierta como una nueva persona, un verdadero tukano, plenamente integrado a su cultura tradicional, vuelto uno con ella, pues lo que ha visto y oído en su trance extático de yajé ha confirmado y validado las antiguas verdades que los chamanes y sus mayores le habían dicho desde la infancia. Eso es exactamente lo que mis amigos huicholes me han dicho acerca del significado de su iniciación en la magia de la búsqueda ritual del peyote: "Queremos encontrar nuestra vida, queremos ver qué es ser huicho"."

"Mis informantes huicholes explican los "malos viajes" como la consecuencia de una purificación imperfecta previa a un peregrinaje de peyote, especialmente en el plano sexual. Una relación incestuosa (la infracción más seria al código ético) casi con seguridad desembocará en una experiencia terrorífica más que agradable con la droga. Sin embargo, tales experiencias negativas no se atribuyen al peyote; más bien, los huicholes dicen que quien ha transgredido y no se ha purificado antes de ir a recoger peyote será extraviado por medios sobrenaturales para que confunda al verdadero peyote, lophophora williamsii con otro cacto alucinogénico, ariocarpus retusus, y sufrirá terribles agonías psíquicas en vez de ver "lo que es ser huichol" en vívidos y coloridos sueños de peyote"

También hay un artículo interesante, básicamente una crítica a Furst y otros estudiosos, publicado en la revista Relaciones,año/vol. XXV, número 98, pp. 49-68, de Phil C. Wiegand y Jay C. Fikes, traducción de Paul C. Kersey: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/137/13709803.pdf

"Si las observaciones de Furst  hubieran sido contextualizadas honestamente y sin fabricaciones, como retratos de una incipiente adaptación a la vida urbana entre los refugiados de El Colorín, entonces su trabajo habría adquirido un permanente valor etnográfico. Empero, su dependencia casi exclusiva en Medina como informante, una persona que según varios relatos (incluidas entrevistas con su propia esposa, Guadalupe, después de su fallecimiento; Fikes 1993), jamás estuvo involucrado en los ciclos tradicionales del ceremonialismo indispensables para la vida de las comunidades indígenas, sin identificar este contexto, constituye un caso claro de mala representación del conjunto de datos etnográficos adquirido mediante esas entrevistas. El asunto se vuelve más turbio aun cuando consideramos que las entrevistas fueron realizadas en español, un lenguaje del cual Furst tiene sólo un manejo pobre, de tal manera que nos hace cuestionar algo más que sólo la contextualización."

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